miércoles, diciembre 09, 2009

“Hace mucho que te quiero” (I´ve loved you so long)

Director: Philippe Claudel
Actores: Kristin Scott Thomas, Elsa Zylberstein.
Estados Unidos, Alemania, Francia.
2007.
117 minutos.

Un tour de force para la crítica parabola esta película. Es decir, como resistir contar el argumento. Un clásico contemporáneo con reminiscencias del nacimiento del cine francés en los 60, con la generación de críticos y después cineastas, desde Rohmer y otros, aludido en un particular punto de tensión de la cinta.

Los días que se describen en este filme son relativamente felices. Uno podría caer en la cuenta que los guiones del cine francés son improvisados. Es preferible callar. Aunque, podría resultar violento para otros cineastas, u otros escritores que versan sobre el cine, es una de las películas más bellas realizadas en el último tiempo.

Es un remake, anyway, pero gusta la recreación hermosa de las cosas antiguas, que en este caso corresponde a un film de 1979, dirigida por Jean Charles-Tachella, Il y a longtemps que je te aime. Cuatro ases.

jueves, agosto 13, 2009

La mariposa de Pekín

“L’ Heure d’Été” (“Las horas del verano”)

Director: Olivier Assayas
Con: Juliette Binoche, Charles Berling, Edith Scob, Kyle Eastwood.
Canal Plus, France 3 cinema, MK2 Prods, Musee d’Orsay.
Francia.
102 minutos.

“Rachel getting married” (“La boda de Rachel”).

Director: Jonathan Demme
Con: Anne Hathaway (Kym), Rosemarie DeWitt (Rachel), Debra Winger, Bill Irwin.
Clinica Estetico Productions, Marc Platt Productions.
Sony Pictures Classics.
Estados Unidos.
111 minutos.


Dos películas que ya se han estrenado llaman sin embargo poderosamente la atención. Aunque una se ha restringido básicamente al circuito de los “cines-artes” (El Biógrafo), y la otra ha llegado directamente a las tiendas de arriendos de dvd, ambas cintas refrescan la oferta cinematográfica entre magos, glaciaciones, viajes en globo sobre dimensionados y sicosis televisivas por secuestros de adolescentes.

“L’ Heure d’Été” puede representarse pictóricamente como un cuadro de Monet: no en los que estudiaba la luz con las catedrales o los nenúfares, sino cuando hacía un fresco de un día de campo en familia. En una primera mirada asombra ese lugar cinematográfico frecuente, aún más en el cine francés, que puede enternecer el corazón o hacer desparecer las tristezas. Tal vez, en la segunda mirada, uno se puede acordar de Carlitos (Marx) y su “Todo lo sólido se desvanece en el aire”.

Binoche, es elegante aquí más que nunca, a pesar de lo ridículo del apelativo de madame, esos títulos de revistas de variedades, que tratan de esconder la sensualidad que posee hasta en los deditos de los pies. Y es elegante porque es rubia, y viste ropa deportiva, se ha ido a vivir a Estados Unidos y vende objetos de la industria del plástico. Por lo demás, un hermano vive en Singapur hace años e intenta ganar aún más dinero. Otro, trata de rescatar algo del arte – ¿de la vida, de Francia?- pero su intento no dura algo más que un minuto. La decadencia de todo, esos objetos antiguos del arte (¿la familia misma?) son esperanzadores finalmente porque sus hijos teenagers les dan vida, cuando nos los imaginamos afuera del mundo, casi como una postdata de este filme.

“Rachel getting married” venía precedida por una crítica que la elevaba como una cinta de cine independiente norteamericana notable. La actuación de Hathaway postuló al Oscar, evidentemente sin llevárselo por la interpretación de un personaje claroscuro, pero al menos la nominación contaba. Bueno, no hay desilusiones con este filme.

Cabe preguntarse como Demme decide dirigir una película menor en relación a la producción de “El silencio de los inocentes” o “Casada con la mafia”. Y la película confirma su estatura, y de paso corrobora el hecho de que todas las piezas de cámara con intenciones del cine actual, sobrepasan las magnánimas óperas.

Influenciado por Dogma, pero con justificaciones dramáticas para el uso de cámara en mano -no justificaciones ideológicas- Demme ha filmado en el personaje de Kym una de las soledades más palpables del cine. La cámara logra encariñarnos con ella, pero es peligroso para el espectador, porque puede ser el mismo amor de los personajes que la rodean: ella está sola, sin poder tocar a nadie, donde nadie la toca. Es un amor de la compasión del espectador que aún en el cine parece incómodo y perverso. El aislamiento… ¿es la performance de Hathaway?, ¿es la cámara y el aislamiento de su belleza hecha trizas?, ¿es la realidad de la trama? Es Kym quien mira, pero el espectador aún así no puede mirar por sus ojos (aún menos por los ojos de Hathaway). Los antagonismos al fin están dados sin evidenciarlos: la víctima es la victimaria y es a la vez inocente, el amor es odio, el sexo desencadena en el film la tristeza, la fragilidad es una fuerza terrible, la histeria es la contención, la salvación es morir, la música se torna silencio, etc.

Las actuaciones de "Rachel getting married" están en un lugar aparte de la necesaria e inverosímil performance de los actores contemporáneos. Además de Anne Hathaway, Debra Winger da lecciones sobre como interpretar a una madre ausente y que lidia con el alcoholismo.

En este filme deudor de Chejov, John Cassavetes y otros, los actores lo hacen brillar, con la complicidad de la desesperada tristeza del espectador, aún en el pequeño saltito final de Rachel. El rechazo de los cánones modernos del cine volviendo al nudo de la representación, también recuerda la relevancia de un Brando y otros en la cinematografía. De esta manera, el elenco de “Rachel getting married” alude al delicado equilibrio que se le pide a un texto: donde todo está a punto de romperse, pero no por la llegada de naves espaciales, o las confesiones de un padre ausente galáctico.

Con otra mirada, una alegría melancólica del film cruzado por un matrimonio hace posible el milagro: este posibilitaría a directores de Dogma dejar las presunciones a un lado, para ver la tristeza o el sufrimiento sin un rictus, con un par de risas, con un par de sonrisas. Con algunas esperanzas y sin dormirse o marcharse del cine.

lunes, febrero 23, 2009

Slumdog millionaire, ¡Vade retro, imbécil!

Dirección: Danny Boyle

Con: Dev Patel (Jamal Malik).

Estados Unidos, Gran Bretaña, 2008.

116 minutos.


Al ser el cine junto a la música, las artes de causar efectos más poderosas que existen, efectos que han sido cuidadosamente estudiados, el sistema de repercusiones o las repercusiones mismas que se le han sucedido, serían relevantes de estudiar. Tal vez, a modo de inventario, gran parte de la evolución demográfica de occidente y de la India (la otra industria del cine aparte de la americana), corresponden a efectos ocasionados por tal o cual película. Como el enamoramiento por un olor, el estado climático, el alcohol, la coincidencia en algún balneario, etc.

La imbecilidad humana –o la incomprensión del mundo- ha demostrado rasgos de creciente progreso en casi todos los hombres, más aún en cuanto a la comprensión limitada de ciertas obras de la cultura (para no utilizar la historia política-bélica de la humanidad, manida paja de los pacifistas, ajena a cualquier elucubración que no tuviera sentido, en cualquier caso). La televisión, obviando los aportes culturales que cualquier medio masivo –o arte de masas- pueda contribuir a los hombres, no ha sido un artefacto menor en los últimos 50 años, a la hora de la mayor incomprensión de las cosas. Es clásica la incomprensión de ciertas señoras en cuanto a la incomodidad del despertar con mujeres bailando en traje de baño, algo que yo tampoco comprendo, pero que no me importa entender. Tal vez, en esta hipótesis argumentativa, podría caber cierta mirada deconstructiva de la última película ganadora de los Oscar, Slumdog millionaire.

¿Existe un momento feliz al sentarse a contestar preguntas frente a la TV en el formato del concurso internacional Who wants to be a millionaire? Se debe tal vez, a la competencia junto a otro, frente a preguntas de una supuesta cultura general. ¿Existe también, un momento más idiota? Se podría argumentar que no. Es claro que es mejor saber amar, o saber lavarse bien los dientes, que saber quien inventó la juguera, o quien es el autor de La Ilíada.

Tal vez este sea aún un sentido no descubierto y tremendamente desagradable de Slumdog millionaire, y por eso su descrédito, o su incomprensión, ante un autor más o menos irreverente, que tiene a su haber películas como Trainspotting (1996) y Shallow grave (1994, en castellano, Tumbas a ras de la tierra). Este sería (el sentido): una demostración de la imbecilidad humana que corre en caminos paralelos: la perversión, la miseria y la tortura, junto a la supuesta sabiduría de ayuda memorias o de juegos de salón. ¿Podría tratarnos un cineasta como idiotas con el pretexto de una historia de amor? Bueno, a veces a eso se reduce la historia de la cultura, que pocas personas se preocupan de entender, en cuanto a otros aspectos del desarrollo del intelecto. Es curioso, como uno como espectador, puede incluso jugar al juego de la TV, mientras ve este extraño filme.

viernes, febrero 20, 2009

Vicky Cristina Barcelona

Dirección: Woody Allen.
Con: Javier Bardem, Penélope Cruz, Scarlett Johansson, Rebecca Hall, Patricia Clarkson, Kevin Dunn, Chris Messina.
Antena 3 Films, Antena 3 TV, Dumaine, Gravier prod., Mediapro.
España – Estados Unidos, 2008.
96 minutos.



El hecho de que el teatro sea el arte de génesis que ha provocado grandes reflexiones para la humanidad, no está lejos de que algunos cineastas no hayan sucumbido aún al efecto, y el diálogo y los tiempos sean matrices para su obra. Allen ha relexionado acerca de la primacía del diálogo, en código humorístico o dramático, géneros en los que ha tenido grandes aciertos, sobre todo en el subgénero híbrido, la comedia-dramática, casi de su invención. No es casual que muchas series norteamericanas se hayan inspirado en su obra, como no lo es que Julia Louis-Dreyfus (Elaine Benes de la serie Seinfield) aparezca mucho antes en una de las obras cumbres del cineasta-jazzista, Hannah and her sisters.

Precisamente, un ejemplo cómico -o inclasificable- de Allen se encuentra en Hannah and her sisters (“Ana y sus hermanas”). Deprimido después de creer que un tumor canceroso avanza en su cerebro y finalmente descubrir que no está enfermo, las preguntas sobre el sentido y la muerte surgen y arrastran a la tristeza a Mickey Saks ( el propio Allen) Decide hacerse católico. Sus padres se escandalizan, ya que obviamente es de familia judía. El padre está irascible y la madre llora. “¿Vas a creer en Jesuscristo?, ¿por qué no te haces budista?” le dice el padre. Mickey le pregunta si no le teme a la muerte. “Quién piensa en semejante estupidez. Cuando esté muerto, estaré muerto. Estaré inconsciente.” La madre le dice, “Por supuesto que hay un dios idiota, ¿tú no crees en dios?” (Mickey decide hacerse católico, pero no tiene certeza de que Dios exista...el propio Allen ha dicho “Ojalá Dios me diera una señal y depositara un millón de dólares en mi cuenta”) “¿Entonces por qué hay mal en el mundo?. A un nivel simple, ¿por qué existieron los nazis?” pregunta Mickey. El padre contesta: “Como diablos voy a saber porqué existieron los nazis, ni siquiera sé como funciona el abrelatas”.

Es claro que Allen alcanzó en esa película un perfeccionismo notable. Pero el descenso, con múltiples subidas y baajdas ha sido lento e impredecible.

Entre todas las imágenes cómicas de la mujer llevando al cine a su marido a ver una comedia romántica, con los ronquidos de su esposo, y el hombre llevando a su mujer al cine a ver un western, con los ronquidos de su mujer, Allen pareciera filmar con una frescura envidiable. Como Chaplin, uno podría decir. Incluso es notable ver como aún, con su arquetipo un tanto cansado de la neurosis y la hipocondría, se lo extraña en sus películas.

Vicky Cristina Barcelona es una reflexión sobre el amor juvenil, algo que él vive en carne propia como cualquier ser parte de la nobleza del show business y la cultura. Es claro que los sectores conservadores de Estados Unidos no lo quieren. Por lo tanto, no es curioso, que en Francia sea bien apreciado, y que filme en Europa desde hace un tiempo.

En la película, se dice que detrás del amor no hay nada más. De hecho, la cinta es de una seriedad conmovedora, y el hecho de ponerse serio, a Allen no lo empobrece. Hay sólo un gag (lo que él hacía en sus incios)...acerca de volar en un aeroplano.

Se cruzan los arquetipos de los amores enfermos, tal vez la única manera de entender el problema amoroso. En esa enfermedad, en ese fracaso, la única alegría posible es vivir esa enfermedad o conservar la esperanza de que algún día habrá alguna redención –alguna mujer, algún hombre- que reciba y vacíe esa enfermedad de una manera menos traumática. La histeria, la neurosis, el fracaso de la vida, las identidadees cambiadas, el desvarío, eso es el amor, y la comedia romántica es tal vez una manera ligth de expresarlo. No obstante, en este caso la cinta es como las últimas de Allen, con pocos guiños a la comedia. Efectivamente, por lo demás, Cruz realiza una actuación notable, y está lejos del estereotipo del amor y de la histeria (a pesar de representar a una).

Creo que lo mejor de sí estaba en el drama y la comedia, y Allen ha rechazado en sus últimas producciones ese híbrido que contribuyó a inventar. Pero tal vez, hay pocas otras películas, donde los ronquidos, ¿los sueños , las pesadillas, los divorcios?...al menos mantienen a las parejas de un amor tranquilo, despiertas hasta que acabe la película.

miércoles, noviembre 19, 2008

¿Feliz año nuevo? (recuento películas chilenas 2008)

“Mirageman”

Dirección: Ernesto Diaz Espinoza.
Con: Marko Zaror, María Elena Swett, Ariel Mateluna, Mauricio Pesutic.
Mandrill Films. Chile, 2008.
90 minutos.

“Lo bueno de llorar”

Dirección: Matías Bize.
Con: Zlex Brendemuhl, Vicenta Ndongo, Toni Gonzalez.
Diba Films, Mom Productions.
Chile-España, 2008.
80 minutos.

“La buena vida”

Dirección: Andrés Wood.

Con: Bélgica Castro, Manuela Oyarzún, Aline Kuppenheim, Manuela Martelli, Roberto Farías, Eduardo Paxeco, Paula Sotelo, Francisco Acuña, Aldo Parodi, Hugo Medina, Marcial Edwards, Francisca Rojo, Carolina Correa, Néstor Correa, Hernán Lacalle.

Andrés Wood Producciones S.A., Chile. DB cine, Argentina.Tornasol Films, España.Paraíso Production, Francia. Chilefilms, Chile.Con aportes de UK films, Reino Unido.Y la participación del Fondo del Fomento Audiovisual, Chile

Chile, 2008.

“Tony Manero”

Dirección: Pablo Larraín.
Con: Alfredo Castro, Amparo Noguera, Héctor Morales, Paola Lattus, Elsa Poblete.
Fabula Productions.
Chile, 2008.

“El Brindis”

Dirección: Shai Agosin.
Con: Francisco Melo, Ana Serradilla, Alejandro Trejo, Pepe Soriano, Teresa Reyes.
Goliat Films, BancoEstado
Chile-México, 2008.
100 minutos.

A la hora de hacer recuentos, es mejor esperar el Año Nuevo –que según yo coincide con el cumpleaños pero en fin. Por lo demás, se deben revisar todas las películas del año. Evidentemente uno tiene que almorzar, trabajar y sacar a pasear a los niños. Así que no hay tiempo. Es más, si la industria del cine se pareciera al arte, hasta los postes de luz sería bonitos. Pero no es así y puede que un bueno para nada sólo pintara los postes rojos y ya sería una instalación. Es decir, no es tan malo que la música y el cine concentren los dineros. Y así se multipliquen los panes y los peces.

Confieso. Me faltan por ver, “Chile puede” (Boris Quercia), “Mansacue” (Marco Enríquez-Ominami), “Lokas” (Gonzalo Justiniano) “199 recetas para ser feliz” (Andrés Waissbluth), “El pejesapo” (José Luis Sepúlveda), “Empaná de pino” (Winsy), “El cielo, la tierra y la lluvia” (José Luis Torres Leiva), “El regalo” (Cristian Galaz), “Muñeca” (Sebastián Arrau). He visto “Mirageman” (Ernesto Díaz Espinoza), “Lo bueno de llorar” (Matías Bize), “La buena vida” (Andrés Wood), “Tony Manero” (Pablo Larraín), “El Brindis” (Shai Agosin).

A fuerza de invadirnos de películas de extraterrestres, ninfómanas, tornados futuros, computadoras malignas, asesinos en serie, historias del mundo, superhéroes, parejas disparejas, etc.....creo habíamos entendido que el neorrealismo italiano daba paso a otras historias. Pero este país signado por la pobreza –como dice Baudrillard- resiste aún los embates de los gringos. A veces bien, a veces mal. Para eso hay guionistas que retraten, con la distancia de la mirada, la pobreza de ser pobres y también ser felices. Es claro que las películas sólo de ricos no funcionan en ese país. Y en ese caso, “Play” (Alicia Scherson, del 2005). Claro funciona mejor “Caluga o Menta” (Gonzalo Justiniano, 1992), pero es muy antigua y el director no ha podido dar en el clavo tanto como aquella vez.

Es así como uno de los primeros super héroes chilenos –Mirageman- es un karateca pobre que decide salvar el honor de los chilenos ante los ladrones, o los secuestradores de estrellas de tv. Si la ironía se vuelve evidente en la propia película, entonces caemos en la tristeza de explicar el chiste. Se dice: “es el primer superhéroe chileno, pero no vuela, ni tiene superfuerza, ni nada”. En algún minuto esto parece interrogar al espectador y preguntarle si cree que de verdad está viendo esta película –de excelente crítica y con un sensus social (¿?? ¡!)- y no creer que está soñando. Pero es en ese momento en el que uno llora a gritos –o rie. Y se pregunta si habrá otras maneras de retratar sin una ironía expuesta, la realidad del país. Execelente crítica, por lo demás.

“Lo bueno de llorar” se desarrolla en Barcelona. Después de ver “En la cama” que nos sometía a la intimidad bergniana en un motel, a Bize pareciera surgirle la necesidad de abrir las ventanas. ¿A Barcelona? Bueno, es una bella ciudad, al fin y al cabo. En cualquier caso, el existencialismo humano se encuentra también en las parejas que caminan en la quebrada del ají, y pareciera que la fisura emocional, podría estar también en ricos y pobres y no sólo en inmigrantes, etcétera. De cualquier manera Almodóvar ya nos había dado un pequeño paseo turístico por ahí. Excelente crítica, está de más decirlo.

Tal vez “La buena vida” podría retratar el Chile escondido y atemporal de las galerías del centro. Es claro, lo intentó Ruiz ya hace un tiempo y Anderson resucitó las películas corales en “Magnolia”. Historias inconclusas, equívocos del destino, olores a bisoñé o a viejos directamente. Los gringos nos acostumbraron a ver la riqueza incluso en los marcianos (por eso llegaron hasta acá). Nosotros nos acostumbramos a ver la pobreza y a decir, “Este es el Chile real”. La crudeza. En cualquier caso el viejo adagio de reflejar la realidad más real que la vida, quedó deconstruído al entender que para eso me voy a conversar con la comadre de la esquina. Cinco Cannes, evidentemente.

“Tony Manero” es nuestra candidata al Oscar y refleja en un paralelo conciente con la realida actual: la sicosis de un fan de Tony Manero (John Travolta en “Fiebre de Sábado por la noche”) que es a la vez un serial killer, en la dictadura el año 78. ¿Por qué paralelo? Pues bueno, no intenta ser una película histórica. El propósito del director fue lucir a Alfredo Castro y Amparo Noguera. Si fuese ese, se podría argumentar que las películas la hacen los actores (lo que no se aleja de la verdad). Pero otra vez es una caja de doble fondo hablando de la mediocridad cultural del chileno pobre. Lo interesante de un asesino en serie, es mostrar su sicosis al punto de la locura, cuando la locura es de los otros. Pero en ese momento ¿en este?, estamos todos locos, y Castro podría interpretar al Frula (de la teleserie “Romané” de TVN) y su notoriedad sería la misma. El doble de Charles Bronson era más conocido, pero para el caso da igual. El teatro llevado al cine no ha sido un progreso en la creatividad cinematográfica: sólo un poco del aburrido de Rohmer, y aún cuando Tarkovski (aún más ralentizado) parece ser más interesante.

“El brindis” adolece de ser una película endogámica y sino está hecha para el director mismo, como los anteriores filmes, si parece hecho para la comunidad judía. ¿Estará contenta la comunidad judía chilena? No lo sé.

El otro día ví una hermosa película interpretada por Michael Douglas. Él no era un psicópata sexual. Estaba loco. “El rey de California” se llama la cinta. La yuxtaposisción –y una férrea crítica contracultural- consistía en repetir un primer plano de su hija: con una sonrisa ella decía “Bienvenido a Mcdonalds”. Esta película parece no tener las intenciones de ganar premios, o dinero, o lindos comentarios de gente linda cinematográfica.

miércoles, septiembre 10, 2008

Nota 1

Se puede comprender entonces después de leer “El ojo Silva” de Bolaño, cuento de Putas asesinas, como expresarlo en palabras simplemente y compartirlo, también simplemente. Las narraciones deben ir en descenso apacible como melodía de música clásica, para al entrar a los pasajes previos al clímax acelerar la narración a un modo rítmico cercano al rock. El paso de un momento a otro es natural y espontáneo. Tal vez en esa frase de fatalidad residiría mucho más el significado de lo literario que en una supuesta “conclusión” moral de los personajes. El español por lo demás se presta incluso aún mejor, o sin desventajas, al narrar con voz hablada, con la caracterización de una "anécdota".

jueves, agosto 21, 2008

¿LA BIBLIOTECA DE BABEL?

“4 meses, 3 semanas y dos días”

Dirección: Cristian Mungiu.
Con: Ana Maria Marinca (Otilia), Laura Vasiliu (Gabi) , Vlad Ivanov (Mr. Bebe).
Rumania- Holanda, 2007.
113 minutos


La clave o llave para representar una hipótesis política en arte a veces pareciera que se encuentra en admitir miradas diversas, opuestas y múltiples, es decir una caja de resonancia implícita, que permite al autor usar herramientas de la literatura en entrevistas o seminarios, desde la ironía a las parábolas, humor, etc. Por tanto la confesión de obra política en general tiende a negarse. Al menos en el ámbito literario, un escritor podría ofenderse. Es usual entonces que la separación del arte y la política sea una falacia privilegio del autor, “o la política sea sólo un prisma entre muchos para ver la obra”.

Al mirar “4 meses, 3 semanas y dos días” ganadora de Cannes 2007, además de preguntarse por la composición del jurado y de la distribución cinematográfica en Chile, uno podría ver sentidos muy diversos. Pero una historia de un aborto en Rumania en 1987, con el dictador Nicolae Ceaucescu todavía en el poder, referiría aún más explícitamente la ilusión del divorcio entre política y arte. Por lo demás como en cualquier película premiada, y aunque el público huya un poco de estas cintas.

Esta vez el premio en Cannes no se acerca a la Palma de Oro de un cineasta como Wenders y “Las alas del deseo” (“Der Himme1 über Berlin” o “El cielo sobre Berlín”, de 1984) o Lynch y “Corazón salvaje” (“Wild of heart”, 1990). Wenders nunca explicaría “4 meses, 3 semanas, ...” así como tampoco la reciente distribución en Chile de la cinta “La mirada de los otros” (otra sobre dictaduras “de la ideología socialista”). Tampoco una referencia tácita al neorrealismo o a Dogma, en las actuaciones, en la ausencia de música insólita hoy, en el deseo de realidad. Por último tampoco explicaría la película las conversaciones elevadas apenas salir del cine.

Temáticamente el aborto como problema ético sobre la vida del que está por nacer, así como de la libertad y sustentabilidad económica de los padres, reproduce en este caso una lectura política de las dictaduras. Libertad económica, libertad trascendental. ¿Genial? Sin menospreciar una escena notable en la cual Otilia es registrada en plano-secuencia con cámara en mano y el espectador camina con ella, siendo ella, la representación política en Rumania funciona si el testimonio para la humanidad, no se convierte sólo en ese archivo, en esa biblioteca, excusándose la triste ironía de estas palabras. Es arte al mismo tiempo. Al incluir “la Biblioteca de Babel”, tal vez la responsabilidad es mayor, y la obra debe ser mejor. Aún más cuando las dictaduras en general no resisten hipótesis hoy en el mundo, sean de donde sean.

Una mirada al final a la cámara entonces, ¿podría hablar de un gesto cercano al documental?, ¿o hablará de la levedad de decirlo hoy, ante el precio que había que pagar esos años? Es el precio que paga Otilia preguntando sin preguntar a Gabriela ¿por qué mientes?, o el precio final del silencio entre las dos amigas. Mal que mal aquí hay contrabando y por lo tanto hay desodorantes y cigarrillos americanos. Tal vez el precio casi 20 años después en Europa del Este sea el mismo de Otilia y Gabriela, una referencia de la conversación, sólo una anécdota años después.

El gesto de la mirada a cámara parece un poco burdo o desproporcionado pero no importa. O importa mucho, sin desmerecer la performance de los actores y con el villano -uno de los peores del último tiempo- en forma. Y aunque es muy interesante en países como el nuestro, aludir al supuesto divorcio, se supone que Hitchcock acabó con el cine supuestamente vacío (y menos cabe la opción para los Oscar, etc.). Se podría pensar en “Juno” entonces (USA, 2007) como un film mucho más político, no de la memoria eso sí (y no una comedia pro-vida nerd). La Palma de Oro de Cannes sería entonces el verdadero enigma, o la distribución, o el escaso dinero para festivales Sundance´s.

¿UN ELEFANTE -¿UN KUNG FU PANDA?-

“Kung Fu Panda”
Dirección: Mark Osborne, John Stevenson.
Con: Jack Black, Dustin Hoffman, Angelina Jolie, Lucy Liu, Jackie Chan.
Dreamworks, Estados Unidos, 2008.91 minutos

Randy Pausch, un profesor norteamericano de 47 años que está muriendo de cáncer, fue invitado a dar una charla en la Universidad de Carnegie Mellon. Era un ciclo que se titulaba “La última conferencia” donde los académicos imaginaban su última charla, claro que en este caso se acercaba trágicamente a la realidad. Pausch ha contado que la ponencia tomó el sentido de ser “un legado para sus hijos” y que trataría de cómo había cumplido sus sueños de infancia. Esta charla es ahora famosa y se ha convertido en un gran éxito editorial del “farandulero”género de los libros de autoayuda. Claro, él partió señalando: “Mi padre siempre me dijo que cuando había un elefante en la habitación había que presentarlo”. Acto seguido, mostró las láminas que indicaban el avance que tenía el cáncer en su cuerpo.

La emotiva anécdota, sólo ha sido usada en este caso para hablar del “elefante” que vive hoy en la industria cinematográfica. “Kung Fu Panda”, del estudio Dreamworks –que compite con Pixar, los responsables de renovar todo el género de animación- es la tercera película más vista este año en Estados Unidos, después de “Iron man” e “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal”. Hasta la semana pasada, ya había superado los US$ 230 millones en ganacias en Estados Unidos. Cuenta con las voces de los atractivos pero sobrevalorados actores Jack Black y Angelina Jolie, aunque también está el consagrado Dustin Hoffman. Simultáneamente se dio inicio la semana pasada al “Primer Festival de Cine B” que durará hasta el viernes 18 en el Cine Arte Alameda. Siete películas en competencia, cortometrajes, películas aún no terminadas, etc.

“Kung Fu Panda” tuvo un costo de realización de US$ 130 millones, pero ya el primer fin de semana había recaudado US$ 60 millones en Estados Unidos y Canadá. “Sex, lies and videotapes” (1989), la primera película de Steven Soderbergh ganó la Palma de Oro en Cannes y sólo costó en esa época US$ 1 millón. “Machuca”sobrepasó apenas el millón de dólares y es una de las películas más caras de toda la historia del cine chileno. Las comparaciones son desmedidas, más que odiosas.

Aunque “Kung Fu Panda” tenga un cuidado trabajo estético como las referencias a la pintura china tradicional, y cuente -como en “Finding Nemo” (Pixar, 2003)- con un acabado trabajo de guión que sintetiza preocupaciones adultas e infantiles, o entretención con la sabiduría de Laot Zé, también podría llamar a la suspicacia y ser notable su ambientación en China cerca de la realización de los Juegos Olímpicos. No se trata de desmerecer una notable escena cuando Po (el oso panda) entrena con pasión el Kung Fu al competir por una gyossa con su maestro, cuando ha sido en la vida más bien un oso sibarita, más que un oso cercano a la disciplina del Kung Fu. Laot Zé en “Kung Fu Panda”, como Van Gogh en las servilletas. Películas de notables repercusiones si se tiene el background suficiente para comprender sus implicancias. Series de TV, animaciones de repercusiones mayores que parecerían sobrepasar el calficativo de “séptimo arte” o “cine independiente”.
¿Cuál es elefante en la habitación entonces? En Agosto se inaugurará la segunda sala que proyecta efectos tridimensionales en Chile (Cine Hoyts de la Reina). El cine tenía bajos índices de público hace algunos años, pero esta tendencia ha sido revertida con creces. ¿Gracias a qué? Complejos de multisalas, la importancia de la diversión como en los años 20, Hollywood y remakes, falta de originalidad a favor. ¿La copia feliz del edén? Economía más que cine, sin saber a ciencia cierta que hará el elefante, pero conciente de su existencia.